viernes, 13 de enero de 2012

Corazón y sus diferencias




El androcentrismo de nuestra sociedad, como en cualquier otro ámbito, se refleja en el de la salud. El varón ha sido siempre el modelo, el ejemplo, a partir del cual se generaliza a toda la humanidad. Y a partir de aquí, lo peculiar es lo femenino.

Por eso, las investigaciones se han hecho con poblaciones mayoritariamente masculinas, sin tener en cuenta que somos dos sexos diferentes con sus peculiaridades. Muy a menudo recuerdo en mis estudios cómo los datos se hacían sobre un prototipo de varón de 70 kg de peso y 1,70 m de altura.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en las mujeres, casi el doble que en los hombres en España. Sin embargo, en los grandes ensayos clínicos de infarto de miocardio la población estudiada de mujeres representa aproximadamente un 20% del total.

Las mujeres tenemos una cierta protección frente a este tipo de eventos hasta la menopausia, gracias al nivel de estrógenos. Parece que posibles facilitadores de cardiopatías isquémicas en las mujeres son:
  • Bajada de estrógenos: menopausia, disfunción ovárica en jóvenes.
  • Interupción de la ovulación (anovulatorios/"píldora").
  • Sobrepeso.
  • Inflamaciones, anemias, disfunción microvascular.

Métodos diagnósticos en las mujeres:
  • Determinación de la Proteína C reactiva
  • Niveles de hemoglobina.
  • Estrechamiento de arterias retinianas
  • Detección de calcificaciones coronarias

Características de las mujeres hospitalizadas por infarto agudo de miocardio:
  • Son 10 años mayores que los hombres.
  • Llegan al hospital 1 h más tarde.
  • Presentan mayor comorbilidad.
  • Reciben menor intensidad de tratamiento.
  • Existen menos estudios invasivos.
  • Menos diagnosticadas.

Conclusiones de algunos de los estudios de género:

"Hasta la fecha no existe  ningún estudio orientado de forma específica a la población femenina"

"Los escasos datos de que disponemos en nuestro país, hacen referencia a un perfil distinto en cuanto a la etiología de las valvulopatías en nuestro medio según el sexo. Predominando la etiología reumática en mujeres, y la etiología isquémica o congénita de predominio en varones [...] recomendable el diseño de un registro en nuestro país que aporte nueva información al respecto".

Se viene detectando que las mujeres mostramos un patrón diferente a los hombres en el infarto de miocardio. Parece que los primeros síntomas son la fatiga, náuseas y dolor en los hombros. En muchos casos se vivió un gran cansancio unas semanas antes. El no conocer esta diferencia, y al haberse generalizado la información con los síntomas masculinos (dolor en el pecho que se irradia hacia el hombro izquierdo) ha dificultado un diagnóstico rápido en las mujeres, lo que aumenta la mortalidad por no llegar a tiempo.

Tampoco se ha investigado adecuadamente el efecto de los medicamentos en las mujeres. Por ejemplo, y referido al corazón, se nos dice que la aspirina, tomada a diario, reduce posibles problemas cardiovasculares, por lo que es un método preventivo. Una investigación realizada en mujeres ha concluido que, para nosotras, las cosas funcionan así en mayores de 65 años, y en las menores parece que su efecto no produce ninguna ventaja como preventiva y sí crea más problemas de sangrado gastrointestinal (Revista Mujeres y Salud). También parece que la digoxina no tiene el efecto deseado en la insuficiencia cardíaca, habiéndose encontrado mayor nº de muertes con ella frente al placebo. El probucol, medicamento para reducir el colesterol, en mujeres se asocia a mayor riesgo de taquicardias, arritmias y paro cardíaco.

Los anticonceptivos hormonales aumentan los lípidos en sangre, y se asocian a trombosis. Los que llevan asociados progestágenos se relacionan con el doble de trombosis venosas y con incremento en infarto de miocardio: en este último caso, por contener levonorgestrel, principio activo presente también en el anticonceptivo creado para suprimir la menstruación durante meses (lybrel). La Terapia hormonal sustitutiva (TSH) también se relaciona con riesgos coronarios.

En mujeres, parece que la proteína C reactiva es mejor predictor de enfermedad coronaria que la lipoproteína LDL (llamada "colesterol malo").

Estrés laboral, ¿una o doble jornada?. Una investigación sobre el estrés laboral con perspectiva de género concluyó que, con idéntido trabajo laboral estresante, los varones tenían una subida de la tensión arterial y hormonas suprarrenales (hormonas del estrés), mientras que en las mujeres bajaban o se mantenían. Sin embargo, por la tarde-noche, era al revés (trabajo doméstico, doble jornada), lo cual influye negativamente en el sueño, contracturas, dolores...

Además, al investigar la influencia de los factores de riesgo se han elegido aquellos frecuentes en hombres (tabaquismo, alcohol), sin tener en cuenta los más frecuentes en las mujeres  (obesidad, hipotiroidismo, proteína C reactiva, homocisteinemia).

Y los programas de rehabilitación también se facilitan más a los varones.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en mujeres en España a partir de los 60 años. Y en EEUU en todas las mujeres. Sin embargo, se presta más atención en la prevención, en el control de los factores de riesgo, a los varones. Consecuencia: ante problemas coronarios agudos las mujeres están en inferioridad de condiciones, presentando menor supervivencia. Además, las mujeres viven más años, y ya se sabe que hay una relación directa entre edad y evento coronario.

El corazón tiene sus razones... o las razones del querer. Hace ya años se hizo un fantástico descubrimiento científico: la influencia de las emociones en el origen y desarrollo de enfermedades, debido a una reacción entre emociones, hormonas y sistema inmunitario. Ésto ya no es, afortunadamente, materia de discusión. Y entre las enfermedades susceptibles a lo psicológico están las cardiovasculares. De hecho, éstas se relacionan con los siguientes factores:
  •  Estrés/depresión. Una gran parte de las mujeres en el mundo viven situaciones demasiado estresantes. El trabajo doméstico, repetitivo, desvalorizado, solitario, desagradecido, sin vacaciones ni domingos ni festivos y no remunerado, puede generar estrés a la larga; el trabajo doméstico añadido al laboral (doble jornada), incrementa el estrés por exceso de trabajo; el trabajo de cuidados (hijos o hijas/familiares varios) añadido a uno o a los dos anteriores (triple o cuádriple jornada) provoca un ritmo de vida frenético y nada satisfactorio. En todo ello se le escatima a las mujeres su tiempo de ocio. Y no estamos hablando todavía del penoso estrés derivado de vivencias de maltrato...
  • Carácter. Está demostrada la relación entre el llamado "Patrón Tipo A" con las enfermedades cardiovasculares. Es un patrón de hostilidad, ira, hiperactividad, competitividad. Es verdad que éste es un patrón más bien del género masculino. Sin embargo, a las mujeres se nos ha enseñado a ser dulces, suaves en el trato, o al menos a no mostrar ira. La hostilidad, en el género femenino, está muy mal vista. Teniendo en cuenta que este tipo de momentos vitales nos surgen a todas las personas, y añadiendo a ello la situación de las mujeres en este mundo patriarcal, viviendo constantemente situaciones injustas  (algunas comentadas en el párrofo anterior), es normal pensar la represión de ira que frecuentemente presentan muchas. Esta hostilidad reprimida también es un factor de riesgo.
  • Apoyo social/relaciones. Las malas relaciones aumentan el riesgo cardiovascular. Una relación íntima negativa, con una persona hostil, que provoque enfados, puede acabar en infarto. Sólo en España se estima que alrededor de 600.000 mujeres viven violencia de género. Además, las mujeres son más longevas, y por lo tanto, viven los últimos años en soledad con más frecuencia que ellos. Por otra parte, las mujeres tienden a cuidar, y los hombres se dejan cuidar...

El género femenino se caracteriza por la empatía, la preocupación por las demás personas, por cuidarlas, mimarlas, entenderlas, comprenderlas... por amar. Muchas mujeres buscan y buscan el amor. El amor con mayúsculas. Pero es un amor sin límites personales, una entrega muchas veces bestial, donde ella desaparece a favor de la otra persona, bien por amar generosamente, bien tratando de recibir el afecto que esperan o bien por evitar el sentimiento de culpa. Además, muchos de ellos se limitan a recoger ese amor sin aportar el equivalente, sin expresar lo que sienten por ellas, como si se pudiera dar por sentado. Éste es también un tipo sutil de maltrato, un maltrato emocional del que tiene su corazón cerrado bajo varios candados.  Es una entrega asimétrica de amor, una entrega asimétrica del corazón.


En definitiva, el problema de las mujeres es un problema del corazón.

 Aunque la mayor satisfacción de ser mujer es el corazón que pone en la vida.

Y el desarrollo personal de los hombres viene de conseguir una conexión armónica con su corazón.



DATOS DESAGREGADOS POR SEXO: 

  • Muertes por enfermedades cardiovasculares: 55% mujeres, 43% hombres.
  • Vitamina D: es más baja en mujeres, y niveles bajos correlacionan con incremento en enfermedades cardiovasculares (se cree que corrigiendo el déficit se pueden prevenir estas alteraciones).
  • Cantidad de glóbulos rojos en sangre: 
  1. Mujeres:  4 - 5,5 millones/mm3
  2. Hombres:  4,5 - 6 millones/mm3
  • Frecuencia cardíaca (media entre las diferentes edades): 
  1. Mujeres: 82 - 99
  2. Hombres: 73 - 87
  • Perímetro de la cintura (mide el riesgo cardiovascular por la cantidad de acúmulo de grasa en la cintura, cerca del corazón): 
  1. Mujeres: 80 cm 
  2. Hombres: 1 m

RECOMENDACIONES FINALES:
  • Concienciar a las mujeres de que la cardiopatía isquémica les afecta tanto como otras (cáncer de mama), con la intención de que vigilen los factores de riesgo (hacer ejercicio de una forma regular, evitar el tabaco, dieta sana, chequeos médicos preventivos, especialmente si hay antecedentes familiares).
  • Mejorar la identificación precoz de las mujeres con síndrome coronario agudo.
  • Sensibilizar al profesorado y a la sociedad en materia de igualdad para ir reduciendo las discriminaciones que sufren las mujeres en las diferentes áreas de sus vidas (familiar, de pareja, educacional, institucional, medios de comunicación). Se trata de reducir la desigualdad ESTRUCTURAL, con el fin de que aumenten su autoestima y consigan un empoderamiento personal.


"El estrés en el matrimonio predice un peor pronóstico en las mujeres de 30 - 65 años con enfermedad coronaria".



Fuentes consultadas:
  • Revista "Mujer y Salud", nº 23, 2008. Artículos:
  1. Riesgos cardiovasculares en las mujeres. Primera causa de muerte entre mujeres. Carme Valls-Llobet.
  2. Factores psicológicos y cardiología. Cristina Silvente
  • Enfermedad cardiovascular en la mujer. EStudio de la situación en España (2007). Informe
  • Informe variabilidad del SCA relacionado con el género en España. Power Point

Otras lecturas:

domingo, 8 de enero de 2012

Clorosis: un caso de violencia institucional

"La dama clorótica", Samuel van Hoogstraaten, 1667
La clorosis, supuesta enfermedad creada por la profesión médica a lo largo de cuatro siglos (desde el S. XVI hasta la década de los años 30 del S.XX), acabó fulminada de una forma radical. Pero ¿qué misterio hubo?. ¿Una enfermedad extendidísima (sólo entre las mujeres) puede desaparecer sin más?

Se consideraba una enfermedad crónica que afectaba a mujeres jóvenes vírgenes (14-24 años), aunque también se podía encontrar en otras fases de la vida, como embarazo y menopausia. Se llamó de diferentes formas: "enfermedad verde", "enfermedad de la virgen", "mal de amor".

"La dama clorótica", Samuel van Hoogstraaten, 1667 (detalle)

La clorosis se caracterizaba por una mezcla heterogénea de signos y síntomas, variables con cada autor, y que, agrupados son:

  • Palidez, que va desde el rostro hasta todo el cuerpo.
  • Color amarillo-verdoso de la piel (como no todos veían esta coloración verdosa, que daba nombre a la enfermedad, decidieron que se trataba de una metáfora)
  • Hinchazón de las cara
  • Pesadez corporal
  • Tensión y lasitud en extremidades inferiores
  • Edemas en los tobillos
    Jan Steen (1658-1662)
  • Hemorragias nasales
  • Dificultad respiratoria
  • Palpitaciones
  • Dolor de cabeza
  • Somnolencia
  • Transtornos del apetito: por exceso (bulimia/obesidad), por defecto (anorexia) o por tendencia a ingerir cosas nocivas (como tierra)
  • Amenorrea (desaparición de menstruaciones) o dismenorrea (menstruaciones dolorosas)
  • Aspecto corporal: extrema delgadez, corpulencia normal o una obesidad
  • Dispepsia
  • Sofocaciones
  • Dolores difusos
  • Reducción de la libido
  • Alteraciones del tracto intestinal
  • Lipotimias
  • Tristeza, nerviosismo, irascibilidad, dificultad para concentrarse, tendencia a la hipocondria, frecuentes ganas de llorar...

Todo este arsenal de síntomas y signos ¿pueden dar algún sentido a una enfermedad concreta?

Jan Steen "Mujer enferma" 

¿Quiénes eran sujetos susceptibles?

La teoría era que sólo lo sufrían mujeres jóvenes y vírgenes. Sin embargo también se encontró en mujeres casadas, con hijos y en hombres. Este último caso contradecía toda la teoría de género inventada, por lo que unos decidieron que no podía tratarse de la misma enfermedad, y otros lo resolvieron argumentando que se trataba de varones jóvenes, delicados y débiles (afeminados), incluso hubo quien dijo que tenían ocupaciones "mujeriles".





Historia de la clorosis:
  • El primer escrito con la descripción fue en 1554, por J. Lange: "morbo virginea" ("propio de las vírgenes").
  • Se nombra como clorosis en 1615, por Varandal (chloros=verde, del griego): "enfermedad verde entre las mujeres histéricas".
  • A finales del S. XIX es vista como una enfermedad crónica.
  • A lo largo de estos años van surgiendo dos teorías diferentes
  1. Causada por una alteración en la sangre: se ve como una anemia que afecta a las mujeres debido a su condición ("la mujer es una flor que se marchita con pasmosa rapidez, cuando de ella se apodera la Clorosis"). Se considera que surge por factores como la falta de hierro, mala higiene, mala alimentación... factores cualesquiera que en las mujeres, debido a su debilidad, acaban con esa enfermedad.
  2. Causa psicológica: debido al mito de la virginidad, con deseos y sentimientos reprimidos, perversiones disfrazadas de inocencia (enfermedad "hysterical").
  • A principios del S. XX va disminuyendo el interés, y pasa por verse como una "pseudoclorosis", para terminar como la "consecuencia de una enfermedad" (no como enfermedad en sí misma), causada por infecciones (muy probablemente tuberculosis), por alteraciones hormonales (ovarios, tiroides), úlceras gastrointestinales, déficit alimentario, endocarditis...
  • En 1936, F.M. Fowler escribre sobre su desaparición.
  • Finalmente, se ha concluido que se trataba de anemia hipocrómica.


    Tratamientos que se aplicaban:

    Jan Steen "Visita del doctor"
    • Píldoras de hierro
    • Sangrías
    • Pediluvios
    • Recomendaciones dietéticas
    • Mejoras en la calidad de vida
    • Matrimonio (y sobre todo, embarazo) o la resignación ("[...] si obstáculos insuperables se oponen a una unión vivamente deseada, las consoladoras ayudas de la amistad, los viajes de larga travesía y todo tipo de distracciones se convierten en necesarios a las cloróticas para superar una pasión que no puede ser satisfecha").
    • Descargas eléctricas en el útero (se recomendaba perseverancia si con la primera no se obtenían resultados). Un cirujano experto en mecánica diseñó un instrumento para ello en el S. 19.
    • Sangrías en la vulva y vagina con sanguijuelas
    • Irritantes fuertes en las paredes de la vagina. "[...] diez gotas de líquido volátil [amoníaco] mezcladas con dos cucharadas de leche caliente. Aplicaba aquello tres o cuatro veces al día [...]. Esta mezcla volátil, altamente estimulante [...], si se inyecta en cantidad apropiada en la matriz o solamente en le canal de la vagina se apresta para produción de orgasmo.". La realidad era otra: las mujeres no sentían ningún placer, más bien un gran dolor y el lógico abandono del tratamiento.
      Jan Steen "Visita del doctor"


    ¿Quiénes se beneficiaban de todo este sin sentido?

    • El patriarcado, pues era una forma más de control hacia las mujeres y con la recomendación del matrimonio y la cópula.
    • La profesión farmacéutica, con la elevada venta de píldoras de hierro ("el negocio del hierro").


    Análisis desde el género:

    La visión que la medicina ha tenido de las mujeres está teñida de discriminación de género. Se la ha visto débil, frágil, y muy limitada por sus genitales. De hecho, la palabra histeria viene de útero. La mujer era la enfermedad misma. Hoy no ha cambiado demasiado esta visión, asunto palpable para muchas de nosotras, que tenemos que sufrir de parte de los médicos, con demasiada frecuencia, diagnósticos de "nervios" (ahora se dice "causas psicológicas") en patologías orgánicas claras. Ésto fue intenso en el siglo XIX, época victoriana en la que las mujeres debían ser delicadas, sacrificadas, entregadas... y embarazadas.

    Y precisamente fue en este siglo cuando se escribió más sobre la Clorosis y cuando pareció que esta "plaga" se extendió más. De hecho, fue uno de los problemas de salud de los que más extensamente se habló en la literatura médica.

    Si hacemos un análisis social con perspectiva de género, y vemos cuál era la condición de las mujeres podremos comprender mejor todo ésto. Con esa moral tan sumisa y reprimida, las tareas que muchas mujeres tenían que hacer ya desde jóvenes, las malas condiciones de higiene y alimentación, y el corsé, que extrangulaba el tronco de una forma inhumana (y que también se comentó como una posible causa), no es de extrañar que las mujeres, más que los hombres, padecieran de anemia, de astenia y de depresión.

    Por otra parte estaban los mensajes contradictorios que las mujeres tenían que interiorizar. Así, por ejemplo, se decía que su estado mejor es de casadas y con hijos. Que el matrimonio resolvía la clorosis, porque con las relaciones sexuales se estimulaba el aparato genital y afluía la sangre hacia él. Sin embargo, la masturbación se consideraba como otra posible causa de la aparición de esta enfermedad.

    ¿Por qué se intensificó tanto el estudio y difusión de la clorosis en el S. XIX? Parece que influyeron dos factores:
    1. La influencia de la moral victoriana que se extendió por Europa proveniente de Gran Bretaña.
    2. La influencia del sufragismo y del feminismo de EEUU, que provocó una reacción antifeminista por parte de los varones médicos para evitar el cambio de vida que las mujeres empezaban a buscar, tratando de mantener un control sobre ellas.

    "Las exaltadas modern-style paren mal y son pésimas madres".

    "Yo creo que el punto más importante para los médicos es que ellos se formen un claro concepto del cerebro o sea del estado mental de la mujer, y que comprendan bien el significado y el valor de su deficiencia mental; y que ellos pongan en acción todo su poder para combatir en interés del género humano las tendencias contra natura de los feministas. Se trata aquí de la salud de la gran masa que está comprometida en la perversión de la mujer moderna... Así, pues, nosotros, médicos, debemos asumir la misión de aconsejar bien y de amonestarlos a ese propósito; el porvenir vendrá a dar la razón a nuestra obra". (Paul Julius Möbius (1853-1907)

    Como dice Juan L. Carrillo:

    "Es evidente que el ´soberano´ remedio para la clorosis fue un asexualidad medicalizada que dotaba al pene y al esperma de un alto valor terapéutico y que ponía la curación de las mujeres en el territorio de los hombres, con lo que la idea de la dependencia quedaba enormemente reforzada".

    "La tradición literaria había presentado a la mujer clorótica como pálida, delicada, sensible y lánguida -en general era un arepresentación de la smujeres púberes- que inspiraba simpatía, ternura y deseos de ayudarla y el matrimonio era la mejor ayuda que podía prestarle un hombre".

    Causas posibles de su desaparición:

    • La desaparición de las sangrías.
    • La mejora del diagnóstico (tuberculosis, alimentación insuficiente, problemas hormonales...)
    • La emancipación de la mujer (Clark W. Heath y Arthur J. Patek, EEUU)
    • Mejora de la higiene y de la alimentación.
    • Mejores condiciones laborales de quienes se dedicaban a servir (además de cuidar de sus criaturas)
    • Adopción de prácticas de deporte, que se creían sólo par a los hombres, que no requerían ser delicados.
    • Desaparición de la difusión masiva profesional.

    De todas formas, y aunque resulte arcaico, indagando por internet he podido comprobar que la clorosis no ha desaparecido del todo del mundo (¿o de la fantasía?) del campo médico. De hecho, sigue en diccionarios médicos... y formando parte del grupo de enfermedades raras en alguna clinica (en concreto de Málaga). Es fácil comprobarlo.


    Y con toda esta información podemos preguntarnos lo que ya se cuestionaba Gregorio Marañón en 1936 (médico mada sospechoso de feminista): 

    "[...] esta enfermedad, que ha figurado en millones de diagnósticos de médicos clásicos; que ha influido tanto en la vida de la mujer -y por tanto del hombre- durante varios siglos; que ha enriquecido a tantos farmacéuticos y propietarios de aguas minerales; que ha hecho exhalar tantos suspiros de jóvenes enamoradas y movido la inspiración de tantos poetas; si la clorosis, en fin, no ha existido jamás".




    Fuentes consultadas:


miércoles, 4 de enero de 2012

Salud como libertad


Salud como libertad


Este blog pretende ser un acercamiento con mirada de género a la salud. Descubrir diferentes estadísticas de morbilidad y de mortalidad en mujeres y en hombres abre un campo fascinante para comprender muchas cosas. ¿Son diferencias biológicas? ¿Son provenientes de las diferentes formas de ser, de actuar y de estar en el mundo según los patrones sociales? ¿o el resultado de la preponderancia que tiene el género masculino, considerado como prototipo, como lo general, respecto de la minusvalorización que se les da a las mujeres, vistas como lo particular, la excepción, "lo otro"?

Mi inspiración ha venido de la lectura de un libro escrito por una médica: Carme Valls-Llobet. Su título es "Mujeres, Salud y Poder", por lo que muchas de las cosas escritas aquí son extraídas de él. Además participa en una revista interactiva llamada "Mujeres y Salud", que se puede descargar en internet, e investiga la salud con perspectiva de género.

Podemos comenzar preguntándonos ¿qué es la salud? El concepto de salud ha ido cambiando a lo largo de la historia, generándose tres modelos o formas de ver la salud:
  • La OMS la definió en un principio la salud como ausencia de enfermedad (enfoque biomédico). Este planteamiento es muy pobre, porque, vale, no tengo ninguna enfermedad. Pero ¿me siento bien, vital, estoy satisfecha con mi vida?
  • Más tarde amplió esta definición como un estado de bienestar físico, psíquico y social (enfoque positivista). Yo añadiría bienestar espiritual, y lo llamaría enfoque ideal, dada la exigencia de perfección que conlleva.
  • Salud como libertad: capacidad de decisión de la persona, empoderamiento y acceso a los recursos para tener una vida más saludable.

La mayor parte de los conocimientos médicos vienen de las patologías masculinas. Esto es debido a que inicialmente, el modelo de investigación (y tratamientos) de la Medicina, parte de la idea de que la enfermedad no tiene sexo, de que todas las personas enferman de igual modo, sin diferencias en función del sexo, de la biología, ni del entorno social que tiene cada persona o colectivo.Así, a partir del estudio de los varones, se generalizó a toda la población.

A partir de los años 70 - 80 del pasado siglo XX, una corriente científica básicamente feminista, planteó que los problemas de salud eran fundamentalmente sociales.

Carme Valls-Llobet, en su libro "Mujeres, salud y poder", habla de tres reglas del patriarcado en el campo de la salud:
  1. Naturalización de la diferencia sexual como inferioridad (masculino: agresividad, poder y dominancia; femenino: pasividad, sumisión y debilidad).
  2. Fragmentación del cuerpo y de la experiencia (no se ve el cuerpo como un todo relacionado).
  3. Objetualización de los sujetos (las personas, especialmente las mujeres, son convertidas en objetos de mercado).
Está comprobado que hay diferencias por cuestión de género: las mujeres tienen más problemas de inflamaciones, dolores o cansancio. En general, enfermedades crónicas. Los hombres, sin embargo, presentan más enfermedades agudas.

Y por cuestión de sexo: así, por ejemplo, las mujeres metabolizamos más lentamente el alcohol, por presentar cantidades inferiores de la enzima que lo metaboliza, por lo que, a igual cantidad de alcohol, los efectos (y la intoxicación derivada del abuso) sobreviene antes.


 CONCLUSIÓN:

La salud tiene género: se enferma de diferente manera en función del rol social que se juegue y del sexo biológico que se tenga.